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El veredicto

El 7 de marzo de 1940, el abuelo Benito fue acusado de un delito de Apoyo a la Rebelión , convocándose un Consejo de Guerra para juzgarle.    Una semana después se realizó el quinto y último interrogatorio. El juez instructor Víctor Cancho ya le había citado cuatro veces antes, y siempre el resultado era el mismo: el abuelo se reafirmaba en su primera declaración, sin añadir ninguna prueba más para probar su inocencia. En la citación final el trato cambió: ya dejaba de ser "el interrogado". Así fue cómo sucedió:   Último interrogatorio antes del Consejo de Guerra. 23 de marzo de 1940    — Póngase en pie el "inculpado". A tenor del artículo 457 del Código de Justicia Militar se le exhorta a decir la verdad en lo que sepa y se le pregunte. ¿Está claro?    — Sí, señor.     — Señoría, si no le importa.     — Disculpe, señoría. Sí, señoría.     — El inculpado don Benito Lorenzo Iglesias (es decir, usted) es auxiliar de obras y talleres del C.A.S.E., de 36 años de edad
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Encaje de bolillos

  Cuando empecé a escribir estas historias, una escena impactante me llegó por varias fuentes: El cadáver de la bisabuela Roberta yacía en su cama, en la casa de Fernández de la Hoz 36, donde también vivía su hijo Luis, su nuera Quintina y sus cinco nietos. En la habitación, dos Hijas de la Caridad velaban el cadáver toda la noche.  Llevaba la bisabuela ya un tiempo viviendo al cuidado de aquellas monjas, en una habitación de alguna residencia de Madrid. Todas la noches se quedaba leyendo con la luz encedida. Casi siempre se quedaba dormida y alguna monja que veía la luz desde el patio a altas horas de la noche se acercaba a su habitación. "Roberta, que se ha quedado dormida otra vez leyendo". Aquella noche del 30 de marzo de 1957 no se despertó.  Otra versión dice que no murió en aquella residencia, sino en su propia casa, un día que estaba sola con alguno de sus nietos con los que vivía. José, uno de ellos y que tenía seis años en aquél momento recuerda aún la impresión que

La viuda del Interventor

Esta es la única historia de la que no he sabido por la tía Maruja. Y sospecho que lo que atañe a la viuda del Interventor no lo sabe nadie. La versión oficial dentro de la familia, y así me la contó la tía aquella decía que el abuelo Benito no quiso aceptar ascensos durante la guerra y permaneció siempre reparando motores, que era lo que le gustaba. Así que en el juicio tras la guerra  se le consideró apto para continuar en el ejército tras una pequeña sanción simbólica.  La consulta que realicé en Julio de 2021 en el Archivo Histórico de Defensa de su sumario monstraba una historia bien distinta: no había sido capaz de probar su adhesión al bando vencedor durante el año que duraron los interrogatorios y se le acusó de Auxilio al Delito de Rebelión , enfrentándose a penas de cárcel de varios años y sanciones económicas que hubieran dejado a la familia muy mal parada, y eso sin contar con las acusaciones que llegaban en Novés, el pueblo de la abuela de que la nuestra era u