Debió de ser por septiembre. Aunque aún teníamos jornada continua en el trabajo y podía volver a casa a comer, decidí ir ese lunes con la tía Maruja. Ya había vuelto de Italia como cada verano, pero aquella vez le había pillado fuera el suceso y posiblemente necesitara alguien con quien hablar. - Hoy hubiera sido su cumpleaños - me dijo sin haber preguntado siquiera. Siempre tenía presente los cumpleaños de toda la familia. - Yo creo que estuve una vez en su casa de Pozuelo. Recuerdo un jardín lleno de pájaros y que ella vivía con otra señora que tenía un loro en una jaula en la terraza. - Sí claro, mi prima Dora, que tenía la casa de abajo con los pájaros, incluyendo el dichoso loro ¡qué manía le tenía yo a aquél bicho! - Ah, no sabía que la tía Anuncia tenía hijas. - Noooo, Dora era sobrina suya. Anuncia se casó, pero no tuvo hijos ¿no conociste a su marido, Agustín? ...