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Mostrando entradas de julio, 2021

A la tía Anuncia le gusta jugar

Debió de ser por septiembre. Aunque aún teníamos jornada continua en el trabajo y podía volver a casa a comer, decidí ir ese lunes con la tía Maruja. Ya había vuelto de Italia como cada verano, pero aquella vez le había pillado fuera el suceso y posiblemente necesitara alguien con quien hablar.      - Hoy hubiera sido su cumpleaños - me dijo sin haber preguntado siquiera. Siempre tenía presente los cumpleaños de toda la familia.     - Yo creo que estuve una vez en su casa de Pozuelo. Recuerdo un jardín lleno de pájaros y que ella  vivía con otra señora que tenía un loro en una jaula en la terraza.     - Sí claro, mi prima Dora, que tenía la casa de abajo con los pájaros, incluyendo el dichoso loro ¡qué manía le tenía yo a aquél bicho!     - Ah, no sabía que la tía Anuncia tenía hijas.      - Noooo, Dora era sobrina suya. Anuncia se casó, pero no tuvo hijos ¿no conociste a su marido, Agustín?     - Creo que yo no había nacido.     - ¡Ay, qué apuesto era aquel hombre! Y qué pena, murió b

Las radios del abuelo Benito

Siempre me llamó la atención la radio que tenía la tía Maruja en su casa, seguro que la recordáis. Era de madera roja, la marca del dial era una mano que a mí me encantaba mover de una frecuencia a otra. Lo más sorprendente era que parecía que con aquella radio se podían escuchar lugares lejanos, porque la mano pasaba sobre nombres de ciudades: París, Belgrado, Moscú… aunque nunca la conocí funcionando.    No era esta, pero se le parecía mucho ¿a que sí?    Un buen día le pregunté a la tía por aquél aparato.      - Es que a tu abuelo le gustaban mucho los aparatos de radio. Incluso llegó a construir uno desde cero… nooooo, no era este, este es comprado. El que construyó lo acabó regalando en una tómbola. ¿Sabías que abuelo se salvó de acabar en la cárcel gracias a las radios cuando los republicanos perdieron la guerra?     - Tía, la verdad es que en mi casa nunca me han contado nada de la guerra. Ni siquiera sé si fue militar de la República o de los Nacionales.     - ¿Nadie te lo h

Gatos y valencianos

Muchas vacaciones de Semana Santa las pasábamos en Alicante, en un apartamento al que se iba la abuela María junto con la tía Anuncia y la tía Maruja, donde también había habitación para nosotros.  Eran los tiempos en los que en España sólo había dos canales de televisión, y me resultaba fascinante descubrir que allí tenían un tercer canal que además daba programas más entretenidos. Hablaban en catalán, pero se podía entender con un poco de esfuerzo. Eso sí, lo tenía que ver a escondidas. Nadie más en la casa soportaba que pusiera aquella lengua que creían de satanás. Debía de tener yo unos doce años. En una de esas tardes de vacaciones que yo tenía puesto el canal catalán, la tía Maruja se vino conmigo a ver la tele. Echaban una de vaqueros, no es que me entusiasmara, pero la alternativa eran toros o documentales. Yo ya esperaba su queja, puesto que formaba parte del clan "en esta casa no se ve la tele en catalán", pero para mi sorpresa, se sentó tranquilamente y se quedó vi

El puerto de Contreras

Cualquier pequeña conversación podía desencadenar los recuerdos de la tía, que siempre eran contados con una vivacidad y escenografía casi cinematográfica. En una de nuestras comidas en su casa le comenté que había estado el fin de semana anterior en la costa cerca de Valencia.  - Uy, Valencia. Anda que hace que no paso por allí… Fíjate que la última vez todavía no estaba hecha la autopista y había que coger la antigua nacional. Y menos mal, menos mal que ya estaba hecha la presa de Contreras y con la nacional ya podías pasar por arriba, porque antes había que bajar dando vueltas y revueltas para cruzar la hoz ¡Menuda carretera! La última vez que fui, iba sola con el Ford Fiesta (el 600 ya lo tenía tu hermana). Iba a Benicassim, donde el tío Benito yal llegar a la presa, me paré para mirar el paisaje y ver la antigua carretera.   Vista de las revueltas de la antigua carretera desde la carretera alta       "Y recordé que la anterior vez que había visto esas revueltas tenía yo 6 año