Voy a llamarle tío Vicente, porque es uno de los nombre posibles dentro del gigantesco árbol genealógico de la familia que cuadra con la historia que me contó la tía Maruja aquel día que había ido a comer a su casa para ver si el 'cacharro ese' (usando su vocabulario) tenía salvación o si debía de comprarse otro ordenador.
Como era de suponer, el ordenador tenía instalado un montón de herramientas de dudosa procedencia: navegadores rusos, todo tipo de pop-ups de propaganda y programas que mi tía no sabía ni cómo habían aparecido allí, ocupándolo todo y haciendo que todo fuera lentísimo. Aquello era un maremagnum que se tardaría días en limpiar para que volviera a ser manejable.
Mientras apuraba los últimos segundos tratando de arreglar algo antes de sentarme a la mesa a comer en el telediario salió el Presidente del Gobierno (en aquél entonces el socialista Zapatero) hablando de la recién aprobada Ley de Memoria Histórica. Entre varios puntos, se buscaba reconocer a los presos que habían sufrido trabajos forzados al construir el gigantesco mausoleo que era el Valle de los Caídos. Yo sabía que la tía no se iba a quedar callada: un presidente socialista tratando de cambiar la historia oficial del régimen de Franco era de las cosas que más la encendían. Y efectivamente, a los pocos segundos de escuchar la notica ya estaba despotricando:
- ¡Qué sabrá ese de la gente que trabajaba en Cuelgamuros! Todos tenían casas para sus familias, comida asegurada y un sueldo más que digno, que era mucho más de lo que tenían muchos en aquellos días.
- Bueno tía, supongo que se estarán refiriendo a los que se llevaron presos a construir el Valle.
- ¡A esos me refiero yo también! Mienten más que hablan los socialistas estos.
- Pero eso no lo puedes saber, tía.
- Ya te digo yo que sí, por el tío Vicente ¿Sabes quién era el tío Vicente? No era familia directa, estaba casado con una tía de la abuela María, la tía Facunda. Era el guardés de una gran finca de un terrateniente de la nobleza que había allá en Novés, en el pueblo. En aquellos años había unos pocos que tenían todas las tierras y luego los agricultores que no tenían nada que llevarse a la boca y que estaban todos afiliados a sindicatos y esas cosas. Pero no el tío Vicente, él no se quería meter en líos, que a fin de cuentas trabajaba para los señores y su pan dependía de ellos.
Pues llegó el verano del 36, ya había estallado la guerra pero aún no había llegado hasta allí, así que como todos los veranos tu tío cogió el carro para irse a Torrijos a las fiestas. Subía a los hijos y sobrinos, incluyendo tu tía Anuncia que aún estaba soltera y él andando, para no cansar al burro se iban todos al caer la tarde.
(Nota: Siempre me llamó la atención los momentos tan inapropiados en los que la tía Maruja introducía sus pequeñas risas. Quizá era su manera de poder avanzar en la historia sin dejarse llevar por el dramatismo de lo que estaba contando).
Tuvo juicio militar al terminar la guerra. Él siempre declaró que no sabía nada, que ese día él estaba en otro pueblo y que había muchos testigos, pero los militares dijeron que él había sido cómplice de los asesinatos, al no defender la casa y avisar a los anarquistas de que ese día no habría nadie vigilando. Y que a ver cómo probaba que no había sido así. Prueba que no has hecho algo cuando no lo has hecho. Pues eso.
Total, que el tío Vicente fue condenado a morir. ¡Dos veces! Así, si algún día había una amnistía que le quitara una pena de muerte, le quedaría la otra por cumplir, porque juzgaron que su crimen era demasiado horroroso como para poderse perdonar.
Y así acabó el tío años y años en la cárcel esperando su ejecución. Claro, como tenían que fusilar a tantos militares antes, a él no le tocaba nunca. Recuerdo de pequeña acompañar a tu abuela y a la tía Facunda de excursión todo el día a Ocaña para visitarle. Le llevábamos una cesta con comida, cigarrillos y esas cosas.
Presos de la prisión de Ocaña
"Y un buen día le dicen al tío 'Oye, Vicente. Ha venido a la prisión José Banús, el de la constructora. Está buscando voluntarios para unas obras enormes que están haciendo en Cuelgamuros, cerca de El Escorial. Cada día que estás allí trabajando te perdonan 5 días de cárcel. Incluso pagan algo, aunque sólo cogen a presos con buena conducta, e igual a ti te interesa.' Y el tío Vicente que pensaría, Bah, días de cárcel no me voy a ahorrar, pero para estar aquí esperando que me maten por lo menos hago algo mientras. Y allá que se fue a picar piedra años y años para hacer el Valle de los Caídos.
Aquello era inmenso ¿Has estado? Ya sabrás el tamaño que tiene la cruz, que se ve a 90 km desde Madrid, la cripta es otra cueva tan grande como la cruz con sus ángeles negros con espadas… si hasta tiene un funicular para subir a la base, con los cuatro evangelistas, que cada dedo del pie es tan grande como tu cabeza.
Con esas dimensiones tan monstruosas él pensaba, Bueno, estas obras tienen pinta de que van a durar toda la vida, y mientras salvo el pescuezo y me dan un sueldo. Y así todos los meses recibía la tía Facunda religiosamente el dinero que le daban al tío Vicente. Por eso sé que los presos del Valle sí que recibían paga."
Batallón de prisioneros en la explanada de la entrada a medio construir. Foto coloreada.
- Pero las obras sí que terminaron ¿Qué pasó al final?
Y pasaban los años, aquello iba tomando forma, se terminó la cripta, se terminó la cruz y ya los últimos meses iban teniendo cada vez menos gente allí porque ya no hacían ya falta, y el tío Vicente que piensa ‘ay, que se acerca el fin’. Y efectivamente, un buen día, se acabaron las obras."
"Aquello se anunció por todo lo alto. Vino Franco, toda la Plana Mayor, las cámaras del No-Do. Y ese día les dicen a todos los presos que quedaban que como recompensa desde ese momento han cumplido su pena y que son libres.
- No. Murió de viejo, he he he. Anda, mírame si me arreglas el cacharro este o si me tengo que comprar otro.
Algunas notas
"Debes empezar por investigar el juicio sumarísimo seguido con él. Para ello, tiene que ir al Archivo General e Histórico de la Defensa, que está en el paseo de Moret de Madrid. Allí pides el sumario, con solo dar el nombre, y cuando lo tengas hablamos."
Claro, si a mí lo que me faltaba era el nombre. ¿De qué me servía ir al Archivo sin saber qué nombre pedir? Aunque igual no había muchos Vicentes condenados.
En la web del Archivo General de Defensa encontré un listado gigantesco. Son aquellos que fueron sometidos a juicio militar durante la dictadura, en total 430.000 personas. De esos, 12.000 eran Vicentes.
Investigando por otro lado, encontré documentos en los que aparecen las nóminas de los presos que trabajaron en el Valle, aquí se pueden consultar. Efectivamente, era un trabajo remunerado (30 pesetas al día), un poco menos que los trabajadores libres.
Hay seis Vicentes en ese listado y sólo tres tenían apellidos que aparecían en el listado infinito de Defensa:- Vicente García-Tejuelo Arias
- Vicente Cantolejo ¿Cantalejo? Galán
- Vicente Galán Sacristán
Al lado, había una secuencia de números indicando el Sumario, Año, Provincia, Legajo, Caja y Orden. Bastaba ir al archivo, indicar el nombre y esos datos para consultar el juicio y saber quién de los tres había sido condenado por el crimen de Novés...
...y entonces recordé que ya había visto una secuencia de números y una provincia al final de esta historia, concretamente esta secuencia:
1901 | 1940 | Valencia | 17235 | 7
Me fui a la letra "L" y ahí lo ví:
Era el juicio militar al abuelo Benito.
En el año que la tía me contaba estas historias, se aprobaba la ley que convertía ese juicio en un documento público que se conserva en Madrid y se puede consultar. Ya he solicitado el expediente, espero poder publicarlo aquí en breve.
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